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En Latinoamérica, las consultas virtuales (telemedicina) han crecido significativamente, pasando del 14% en 2018 al 67% en 2023, consolidándose como una opción preferida por su accesibilidad y comodidad.
Estudios recientes muestran que el 90% de pacientes crónicos en Costa Rica califica la telemedicina como confiable, con un 93,4% dispuesto a repetirla. Además, el 80% de las personas recurrió a consultas virtuales durante la cuarentena por COVID-19, principalmente por evitar desplazamientos.
Para enfermedades crónicas y agudas, la mayoría prefiere consultas presenciales (82-94%).
En revisiones o seguimiento (RE), el 68-88% opta por teleconsulta.
Un 40% de usuarios busca un equilibrio entre ambas modalidades, con leve preferencia por virtual en adherencia al tratamiento (92% vs. 64% presencial).
En contextos locales, la telemedicina reduce visitas presenciales en un 28,7% tras su uso inicial. Plataformas como Docwell impulsan esta tendencia en Costa Rica, resolviendo barreras de acceso en zonas rurales. A nivel regional, el 15% de hospitales ofrece telemedicina, con potencial de expansión post-pandemia.
Los principales factores que motivan elegir consultas virtuales sobre presenciales son la comodidad desde el hogar, el ahorro de tiempo y desplazamientos, y la accesibilidad para zonas rurales o pacientes con movilidad reducida. Otros impulsos incluyen tiempos de espera reducidos, costos menores en transporte y flexibilidad horaria, incluso en fines de semana.
Comodidad y ahorro de tiempo: El 55% elige virtual para evitar traslados y el 49% por rapidez en atención.
Acceso a especialistas: Permite conectar con expertos remotos sin barreras geográficas.
Seguridad y seguimiento crónico: Reduce exposición a enfermedades y facilita monitoreo continuo (92% adherencia vs. 64% presencial).
Rentabilidad: Menores gastos en viajes y tiempo laboral perdido.
En Latinoamérica, estos motivos se acentúan en contextos post-pandemia, optimizando control de patologías con seguimiento personalizado.